El proyecto de Liu Jiakun -reciente ganador del Pritzker- refleja de manera fiel la forma en que arquitecto chino concibe a la arquitectura: un diálogo entre tradición y modernidad (en este caso, dada por los muros de hormigón a la vista del museo) que permite integrar ambos elementos dentro de un mismo espacio.

Fuente: Hormigón al Día

“Siempre aspiro a ser como el agua: permear un lugar sin llevar una forma fija y filtrarme en el entorno local y en el sitio mismo. Con el tiempo, el agua se solidifica gradualmente, transformándose en arquitectura y quizás, incluso en la forma más elevada de creación espiritual humana. Sin embargo, aún mantiene todas las cualidades de ese lugar, tanto buenas como malas”.

La cita corresponde al arquitecto chino Liu Jiakun (1956), a quien acaba de ingresar al selecto grupo de arquitectos que son galardonados con el Premio Pritzker (en 2024, el honor recayó en el japonés Riken Yamamoto), el denominado “Premio Nóbel” de la arquitectura. “La identidad tiene que ver tanto con el individuo como con el sentido colectivo de pertenencia. Liu Jiakun revisita la tradición china sin un enfoque nostálgico ni ambigüedad, sino como un trampolín para la innovación”, mencionó el jurado en el comunicado que dio a conocer la noticia.

Con obras como el Departamento de Escultura del Instituto de Bellas Artes de Sichuan, el Memorial de Hu Huishan o el Museo del Horno Imperial de Ladrillos en Suzhou, son algunas de sus obras por las que el arquitecto chino se adjudicó el galardón. “Las ciudades tienden a segregar las funciones, pero Liu Jiakun toma el enfoque opuesto y mantiene un delicado balance para integrar todas las funciones de la vida urbana”, comentó el arquitecto chileno Alejandro Aravena, presidente del jurado que entregó el premio a Jiakun.

En ese sentido, uno de sus trabajos, el Museo de Arte de Esculturas de Piedra de Luyeyuan, ubicado en un bosque de bambúes de la ciudad de Chengdú, capital de la provincia de Sichuan (sur de China), evidencia precisamente esa cualidad de la obra de Jiakun: incorpora aspectos tradicionales de la arquitectura china -en el caso de este museo, por ejemplo, los jardines- junto con materiales modernos (hormigón), generando así un espacio único en su tipo.

Utilizando elementos del sitio para definir las áreas

El Museo de Arte de Esculturas de Piedra de Luyeyuan alberga una colección privada de esculturas y reliquias budistas fabricadas en, valga la redundancia, piedra. Por este motivo, Jiakun planteó el diseño del proyecto como una suerte de relato para que los asistentes conocieran la historia de estas “piedras artificiales”, como las denominó.

El lugar que ocupa el museo se trata de un terreno llano que se encuentra entre el cauce del río y el bosque de bambúes. De esta forma, el arquitecto dividió el lugar en cuatro zonas. La más grande es la que alberga al museo, mientras que las otras tres se utilizaron para estacionamientos, una exhibición al aire libre y un edificio secundario al museo. Para dividir cada área, el ganador del Pritzker utilizó los mismos árboles de bambú del espacio, transformando a todo el sitio en un gran jardín tradicional.

El arquitecto explicó en la descripción del proyecto que el museo posee diversas rutas que cruzan diferentes áreas, “flotando gradualmente sobre el suelo, a través de los bambúes y que finalmente conducen a la entrada, sobre un estanque de lotos. La exposición del Museo se diseñó alrededor de un atrio y la luz, las exhibiciones y el paisaje se organizaron mediante un cuidadoso manejo de los espacios entre los bloques de construcción”.

Un diálogo entre tradición y modernidad que valen un Pritzker

Debido a esa característica, los visitantes pueden tener una experiencia alternada entre lo natural (el jardín) y lo artificial mientras recorren y exploran las obras del museo. La ruta de quienes visitan este espacio se transforma en una suerte de inmersión en tres dimensiones dentro del edificio y el paisaje. la entrada misma, por ejemplo, es una serie de plataformas de hormigón elevadas que se mueven de manera rítmica y diagonal a través de un denso dosel de bambúes y árboles.

Gracias a esa disposición, el edificio en sí queda oculto hasta que se llega a una rampa de entrada larga y estrecha que se extiende suavemente sobre el estanque mencionado anteriormente.

Otro aspecto llamativo es el arquitecto decantó por técnicas de construcción locales que le brinden mayor flexibilidad al edificio. En ese sentido, Liu Jiakun utilizó una técnica combinada de estructura de marco con hormigón a la vista (los muros) y ladrillos de lutita. “Los ladrillos de la cara interior del muro combinado se utilizaron como plantilla para garantizar que el hormigón se vierta verticalmente, así como un revestimiento suave para modificaciones posteriores”, comentó Jiakun.

Dado lo rudimentario de la tecnología de construcción utilizada en el proyecto, asegurar la perpendicularidad de los muros durante el vertido del hormigón resultó un desafío complejo. Para ello, se colocaron primero los muros interiores, los que pueden funcionar como “encofrados” al verter los muros exteriores, asegurando así que los elementos queden perpendiculares. “Busqué una salida, un enfoque de estética arquitectónica contemporánea con las condiciones locales del lado de la construcción”, dijo el arquitecto.

El Museo de Arte de Esculturas de Piedra de Luyeyuan, que se completó el año 2022, es un buen ejemplo de la filosofía arquitectónica que guía el trabajo de Liu Jiakun y que le permitió ingresar este año al selecto grupo de los ganadores del Pritzker.

En la foto, Liu Jiakun, ganador del Premio Pritzker 2025. Crédito: Gentileza Pritzker Architecture Prixe

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