Un método innovador para reciclar residuos de cemento, transformando los escombros de demolición en una alternativa sostenible y baja en carbono al cemento Portland convencional.

Fuente: EcoInventos

Ingenieros de la Universidad de São Paulo y Princeton desarrollaron una técnica para reciclar cemento de residuos de construcción y convertirlo en un material de bajo carbono y alto rendimiento. Este cemento reciclado es comparable en resistencia al tradicional cemento Portland, pero genera una fracción de las emisiones de CO₂.

El cemento convencional es responsable de aproximadamente el 8% de las emisiones globales, por lo que encontrar alternativas viables tiene un impacto directo en la sostenibilidad del sector.

Aprovechando un flujo de residuos masivo

En países como EE.UU., en 2018, la cantidad de residuos de construcción y demolición duplicó a la de residuos domésticos. Normalmente, estos materiales acaban en vertederos o se usan en aplicaciones de baja calidad. Esta nueva tecnología eleva el valor del residuo cementicio, permitiendo su uso en estructuras de alto nivel.

Resultados sorprendentes: hasta 80% de material reciclado

Los ensayos demostraron que mezclas con hasta un 80% de cemento reciclado termoactivado alcanzan propiedades mecánicas similares al cemento Portland puro, con una reducción de emisiones de entre 198 y 320 kg de CO₂ por tonelada, es decir, hasta un 40% menos que otras alternativas de bajo carbono como el LC3 (cemento calcinado de arcilla y caliza).

Termoactivación: clave del proceso

El método consiste en:

  1. Triturar el hormigón demolido hasta polvo fino.
  2. Calentar a 500 °C, temperatura suficiente para restaurar la reactividad del cemento sin descomponer los carbonatos (evitando emisiones extra).
  3. Mezclar con pequeñas cantidades de cemento Portland molido o caliza, lo que mejora la densidad del material y reduce la demanda de agua, aumentando así su resistencia.

Este enfoque evita el uso exclusivo de cemento termoactivado, que por sí solo tiene una superficie específica muy alta, lo que genera alta porosidad y menor resistencia.

Barreras para la implementación a gran escala

Pese al potencial, el equipo señala varios desafíos:

  • Clasificación eficiente de residuos para aprovecharlos como materia prima.
  • Necesidad de infraestructura de reciclaje especializada.
  • Actualización de normas de construcción, que aún se basan en fórmulas fijas y no en desempeño técnico.
  • Aplicabilidad en ciudades maduras, donde hay un flujo constante de materiales provenientes de edificios antiguos.

Ya se están dando pasos en esa dirección. Algunos países de Europa y América Latina han comenzado a implementar normas basadas en rendimiento, lo cual facilita el uso de materiales innovadores como estos.

Potencial de esta tecnología

Transformar residuos en recursos útiles es uno de los pilares de la economía circular. Esta tecnología no solo reduce emisiones sino que reaprovecha materiales locales, disminuyendo el impacto del transporte y alargando la vida útil de los recursos ya extraídos.

Además:

  • Contribuye a la descarbonización de uno de los sectores más contaminantes del mundo.
  • Permite el desarrollo de infraestructura más verde y responsable.
  • Representa una solución viable para países con gran volumen de edificios envejecidos.
  • Puede inspirar nuevos modelos constructivos, basados en ciclos cerrados de uso de materiales.

Este tipo de innovación marca el camino hacia una construcción verdaderamente sostenible, resiliente y eficiente.

Vía princeton.edu

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