El uso eficiente del recurso hídrico representa un gran desafío para todas y todos. En el día Mundial del Agua, la gestión eficiente de este recurso también interpela al sector construcción que responde con diversas estrategias para enfrentar la escasez. ¿La clave? Un cambio cultural y la aplicación de nuevas metodologías y tecnologías que consideren a toda la cadena de valor del proyecto y durante todo su ciclo de vida.

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Cada 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua, una fecha propuesta hace más de 30 años por Naciones Unidas y que invita a la reflexión sobre la importancia de este recurso y la necesidad de promover su uso responsable. Este día, por tanto, incita a tomar medidas para hacer frente a la crisis mundial de este elemento, apoyando el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 que busca garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos a 2030.

Y es que, de acuerdo a Naciones Unidas, “el acceso al agua potable, el saneamiento y la higiene representan la necesidad humana más básica para el cuidado de la salud y el bienestar. Miles de millones de personas no tendrán acceso a estos servicios básicos en 2030 a menos que se cuadrupliquen los avances. El rápido crecimiento de la población, la urbanización y las crecientes necesidades en materia de agua de los sectores agrícola, industrial y energético están provocando un aumento de la demanda”.

A lo anterior, se suma la acción del cambio climático que, con las altas temperaturas, ha colaborado en la escasez hídrica. Hoy, además, la demanda de agua ha superado el crecimiento demográfico y, actualmente, la mitad de la población mundial sufre una escasez de agua grave durante -al menos- un mes al año. Es más, en 2023, el Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo ya advertía que se prevé que la población urbana mundial que se enfrenta a la escasez de agua se duplique, pasando de 930 millones en 2016 a 1.700-2.400 millones de personas en 2050. Un riesgo inminente de una crisis mundial del agua, si es que no se toman acciones concretas y tempranas.

El consumo de agua en la construcción: desafío global y local

En la industria de la construcción el agua es un insumo esencial, tanto en procesos, como en la operación de edificaciones, por lo que su gestión eficiente y sostenible es un desafío clave para el futuro. “Como sector tenemos un papel crucial en la gestión responsable del agua, para poder garantizar su uso eficiente y sostenible, tanto en los procesos constructivos, como en el diseño de edificaciones más eficientes”, advierte Andrea Ceruti, arquitecta y presidenta del Grupo de Trabajo sobre Eficiencia Hídrica y vicepresidenta de la Cámara Chilena de la Construcción Valparaíso.

Andrea Ceruti, presidenta del Grupo de Trabajo sobre Eficiencia Hídrica y vicepresidenta de la CChC Valparaíso; Marcos Ocaña, presidente del Grupo de Trabajo de Escasez Hídrica de la CChC y Marisol Cortez, presidenta de la Comisión de Medio Ambiente de la CChC.

A nivel mundial, la construcción es responsable de un consumo significativo de agua. Y, a nivel local, según el “Manual para el uso eficiente del agua en obras de edificación”, editado por la Cámara Chilena de la Construcción en 2024, en Chile se estima que la operación de edificaciones comerciales, públicas y residenciales representa el 6% del uso total de agua potable del país. Además, el empleo de agua en obras de construcción se encuentra en un rango de 0,5 a 1,0 m³ por metro cuadrado construido, lo que resalta la urgencia de adoptar prácticas que permitan su uso eficiente.

El desarrollo de este manual, por ejemplo, responde justamente a la urgencia de establecer estrategias concretas de eficiencia hídrica en obra. Y es que presenta una serie de medidas que buscan marcar la diferencia en la reducción del consumo de agua. Entre ellas se incluyen la prevención de pérdidas por fugas, la mejora en la gestión y control del agua en obra y la promoción de un cambio cultural que fomente el uso responsable del recurso.

Según Marisol Cortez, presidenta de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), también se han impulsado diversas iniciativas para optimizar el uso del agua en la construcción, tales como charlas, manuales y las herramientas asociadas al Compromiso PRO. Además, destaca la importancia de fomentar diseños que integren medidas de eficiencia hídrica en toda la vida útil de las edificaciones, no solo durante su construcción. “Compartimos buenas prácticas y experiencias para su implementación en obras. Además, se deben implementar acciones que permanezcan en el uso de la infraestructura y la edificación, al ahorro y el uso eficiente del agua en toda su vida útil y que no solo sea en el proceso constructivo”, comenta.

En Chile, las opciones disponibles para mejorar la eficiencia y el uso sostenible del agua en la construcción, considerando el crecimiento urbano proyectado de las ciudades, están en gran medida condicionadas por el marco normativo y legal vigente, advierte Marcos Ocaña, presidente del Grupo de Trabajo de Escasez Hídrica de la CChC, quien agrega que “un avance importante es el nuevo reglamento de aguas grises, que pueden ser incorporadas para reciclar el uso de las aguas en las nuevas edificaciones, al respecto ya hay varias experiencias pilotos muy exitosas. A pesar de ello, todavía hay mucho que hacer en el marco normativo y legal para mejorar la eficiencia y el uso sostenible del agua”.

Por su parte, Andrea Ceruti enfatiza que una de las acciones más urgentes en esta materia es la optimización del consumo de agua en obra mediante tecnologías de reutilización y tratamiento de aguas grises. Asimismo, destaca la necesidad de “incorporar criterios de eficiencia hídrica en los proyectos desde su concepción inicial. Impulsando normativas y certificaciones que promuevan estándares más exigentes en el uso del recurso hídrico”. Pero también es necesario involucrar a todos los actores de la cadena de valor en este tema, por lo que, para la arquitecta, resulta clave “fomentar la colaboración público-privada para el desarrollo de soluciones innovadoras, como la incorporación de infraestructura verde y soluciones basadas en la naturaleza (SbN) en la planificación urbana”.

Además, agrega Marisol Cortez, es necesario “promover la descentralización para considerar las características de cada territorio. Implementar políticas claras para reciclar y reutilizar dichas aguas, como normas y planificar ciudades con infraestructura verde, donde se pueda recolectar las aguas lluvia para ser utilizadas con diversos fines, esto incluye el uso generalizado de techos verdes donde se instala vegetación en los tejados para absorber el agua lluvia, reducir el escurrimiento y proporcionar aislamiento”.

¿Cómo enfrentar estos desafíos? Cortez agrega que para responder a esta problemática se debe producir un cambio cultural permanente con foco en el desarrollo de algunos elementos claves en el sector. “Debemos avanzar en planificación y gobernanza territorial; sostenibilidad económica, agregando apoyo a las PYMES, innovando e incorporando tecnología que apoye la gestión. También promover a todo nivel, educación y capacitación, pensado en la salud, el bienestar y la equidad de un recurso hoy tan escaso”, indica.

Soluciones basadas en la naturaleza

El cambio climático ha alterado el ciclo del agua y ha intensificado la crisis hídrica en diversas regiones. En este contexto, las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) ofrecen alternativas sostenibles para la gestión del agua en la construcción. Estrategias como la infiltración para reducir la escorrentía, el almacenamiento para disminuir la explotación de fuentes acuíferas y la conducción de agua a baja velocidad, son clave para la adaptación del sector a los nuevos escenarios climáticos, plantea el estudio “Soluciones basadas en la naturaleza para la gestión eficiente de recursos hídricos en la industria de la construcción de la región de Valparaíso”.

Los Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SuDS) emergen, en esta línea, como una estrategia eficiente que replica el ciclo hidrológico natural a través de técnicas como los pavimentos permeables y los jardines de lluvia. “Tenemos que fomentar la implementación de soluciones de drenaje sostenible en los proyectos urbanos, como los pavimentos permeables y otras soluciones que no solo disminuyen el uso de agua potable, sino que también favorecen la recarga de napas subterráneas”, comenta Andrea Ceruti.

Innovación e infraestructura crítica

“La escasez de hídrica impacta directamente en los costos y plazos de ejecución de proyectos, en la disponibilidad de materiales como el hormigón y en la viabilidad de ciertas construcciones en zonas críticas”, advierte Andrea Ceruti.  Esto ha impulsado el desarrollo de tecnologías innovadoras en materiales y procesos constructivos. Entre las soluciones más efectivas se encuentran los sistemas de recirculación de agua en faenas, la captación y reutilización de aguas lluvias y el uso de aditivos para hormigón que reducen el consumo de agua sin afectar su calidad.

En palabras de Andrea Ceruti, también es urgente avanzar hacia la construcción industrializada, que minimiza el uso de agua en obra, así como la implementación de soluciones digitales para el monitoreo y control del uso de agua en tiempo real, lo que permitiría una gestión más eficiente en obra. “La implementación de estas estrategias no solo mitiga el impacto de la crisis hídrica, sino que también genera ahorros significativos y contribuye a la sostenibilidad de nuestro sector”, complementa.

Planta Desalinizadora.

Por otro lado, el escenario que se vive hoy parece presentar una relevante brecha en la relación entre urbanización, construcción y disponibilidad hídrica en Chile. Al respecto, Marcos Ocaña advierte que “estudios recientes del MOP sobre actualización del Balance Hídrico Nacional, indican sobre la base de modelos de proyección, disminuciones del orden del 25 – 50 % en algunas cuencas del norte y centro del país, para el período 2023 – 2060. Si comparamos esta información, con el crecimiento urbano e industrial durante el mismo período, está claro que el déficit de la disponibilidad del agua será cada vez mayor, la que será abastecida con agua proveniente de la agricultura, si es que no se construye antes la infraestructura con la tecnología necesaria para hacer frente a esta mayor demanda, como plantas desalinizadoras, de reciclaje y otras soluciones para mejorar la eficiencia en el uso del agua”.

Un futuro sostenible  

Garantizar la sostenibilidad hídrica en la construcción requiere una visión integral que combine tecnología, regulación y un cambio cultural. Para ello, se han de implementar políticas claras para la reutilización del agua, planificar ciudades con infraestructura verde y “seguir potenciando y fortaleciendo el Sello PRO que, al considerar todos los pilares de sostenibilidad, realiza un avance más sostenible para la empresa, el medioambiente y la sociedad”, concluye Marisol Cortez.

Es fundamental, además, agrega Andrea Ceruti, “que la transformación de nuestro sector vaya de la mano de una mayor conciencia de todos los actores involucrados, para garantizar un cambio real y duradero que fomente la sostenibilidad y promueva el uso responsable del recurso hídrico”.

Junto con lo anterior, también resulta clave un cambio cultural profundo en la población, para que pueda comprender la magnitud de estos nuevos escenarios que se presentan. Así lo entiende Marcos Ocaña quien, además de considerar necesario un cambio estructural en la formación de nuevos profesionales respecto de estas materias, cree que debe existir una “mayor conciencia en toda la población y en las nuevas generaciones sobre el cuidado del agua. Una tarea que debe empezar en el colegio y eso está muy al debe en nuestro país, donde hay poca o ninguna conciencia en la población respecto de este problema”, puntualiza.

En definitiva, en este Día Mundial del Agua, la industria de la construcción tiene la oportunidad de reafirmar su compromiso con la sostenibilidad, adoptando prácticas innovadoras que permitan un uso eficiente del agua y contribuyan al bienestar de las generaciones futuras. Un desafío constante. 

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