Tres desarrollos presentados durante la última Conferencia Española Passivhaus celebrada en Madrid, avalan cómo la industrialización de las técnicas de construcción y otros factores como la necesidad de implementar sistemas de climatización y/o calefacción reducidos, están consiguiendo alcanzar mayores cotas de eficiencia energética y calidad en los edificios, permitiendo su certificación Passivhaus sin aumentar el coste por m2 construido.
Fuente: Interempresas
Desde la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), asociación sin ánimo de lucro que se dedica a la divulgación del estándar en España, defienden que estos ejemplos demuestran que es posible construir edificios eficientes y certificados con la misma o mayor rentabilidad que otro similar que solo cumpla con los mínimos del código de edificación vigente (CTE) y a un coste similar.
Passiv-Imaginalia, construcción de dos bloques de 9 viviendas ubicados en Albacete, tuvo un coste final de un 2% menos que si se hubiera desarrollado con una construcción tradicional. Estos números son gracias a las técnicas industrializadas que se emplearon para el desarrollo de estos bloques y ahorro en equipos de climatización, según explican los diseñadores de la edificación, José Luis Mateo y Alfonso González. Además de las condiciones de confort y ahorro energético que avala el certificado Passivhaus, este tipo de construcciones aportan un mayor valor de mercado y la rentabilidad de la promoción es superior a la que se conseguiría construyendo bajo los mínimos que marca el Código Técnico de la Edificación (CTE).

Otro ejemplo lo tenemos en el Residencial Solano, un edificio de 166 viviendas destinadas al alquiler en Valdemoro (Madrid), también certificado bajo el estándar Passivhaus. En este caso se aplicaron también medidas de estandarización e industrialización en la construcción. Alba María Sánchez, arquitecta del Grupo Lobe, constructor del proyecto, afirmaba en la 16ª Conferencia Española Passivhaus: “El coste del edificio ha sido de 925 euros por m2, por debajo de la media nacional de 1026 euros por m2”.
¿Qué ocurre cuando se trata de rehabilitar edificios antiguos?
José Rodríguez, director técnico de Comamsa, empresa que emprendió la rehabilitación del edificio de 22 viviendas construido en 1972, situado en la calle Cartagena de Madrid, con la certificación Enerphit (nombre que recibe la certificación Passivhaus para inmuebles rehabilitados), presentó en el mismo foro una comparativa de costes que demuestra que rehabilitar bajo el CTE habría supuesto un ahorro de apenas un 5,63%, diferencia, que consideró muy aceptable dadas las mejoras de confort y ahorro energético aportadas a las viviendas y su reflejo en el valor en el mercado inmobiliario.
Un reciente estudio de IESE indica la existencia de una ‘prima verde’ en el valor de las viviendas que provoca que las viviendas menos eficientes (clases E, F o G, el 95% del parque edificado) se revaloricen entre un 9% y un 11,6% cuando mejoran sus condiciones y pasan a la clasificación A, la más eficiente (que alcanza sobradamente cualquier inmueble certificado Passivhaus). Por lo tanto, rehabilitar mediante el estándar Passivhaus resulta ventajoso, además de por las mejores condiciones de confort y habilidad, por su rentabilidad económica, aun sin tener en cuenta la reducción en la factura energética acumulada durante toda la vida útil del inmueble.