En el corazón de Beirut, entre las cicatrices de una ciudad marcada por la guerra y la reciente explosión de 2020, se erige Stone Garden, una obra de Lina Ghotmeh que redefine la relación entre arquitectura y memoria.
Fuente: Arquitectura y Empresa
Situado entre el centro y la zona portuaria de Beirut, emerge el nuevo edificio residencial Stone Garden, obra de la arquitecta Lina Ghotmeh. Beirut es una ciudad donde las cicatrices urbanas aún narran historias de conflicto y resiliencia y este proyecto ha despertado interés internacional por su lectura sobre la memoria histórica y la técnica constructiva alzándose como una respuesta sensible a un contexto marcado por la complejidad histórica y las demandas contemporáneas.

Ghotmeh abandonó el Líbano en 2003 para trabajar con los arquitectos Jean Nouvel y Norman Foster y esta es su primera grande obra en su país de origen. La arquitecta conoció al fotógrafo Fouad El Khoury quien le pidió que diseñara un edificio en el terreno que antiguamente albergaba la primera fábrica de hormigón de Beirut y el estudio del padre de Fouad, el gran arquitecto modernista libanés Pierre el-Khoury.
La propuesta arquitectónica de Ghotmeh se materializa en una torre de trece niveles que desafía las convenciones típicas de la arquitectura residencial beirutí. La estructura se fundamenta en un sistema de muros perimetrales de hormigón armado que actúan como una caja monolítica, una decisión técnica diseñada para resistir las exigencias sísmicas de la región y los vientos de hasta 160 km/h. Asimismo, esta estructura permite una libertad espacial interior que caracteriza todo el proyecto.

La verdadera innovación del edificio reside en su envolvente. La fachada se concibe como una piel continua, resultado de un exhaustivo proceso de experimentación que llevó a más de 40 pruebas diferentes. La solución final combina tierra local, cemento y fibras, aplicada con un espesor variable entre 3 y 6 centímetros directamente sobre los muros estructurales. El acabado superficial, quizás el elemento más distintivo del proyecto, se ejecutó mediante un proceso artesanal que utilizaba unos “peines” de acero de 3 metros diseñados por Ghotmeh específicamente para crear un patrón lineal dialogante con la verticalidad del edificio.
Bozeto de la arquitecta Lina Ghotmeh
La fachada se inspira en el paisaje y la arquitectura de la ciudad, en su superposición de capas y volúmenes. Ghotmeh materializa con el proyecto la percepción de su ciudad natal, interpretándola como una arqueología permanente, que se destruye y reconstruye constantemente a lo largo del tiempo.

Las aberturas en fachada responden a una doble intención: por un lado, establecen una estrategia bioclimática adaptada al clima mediterráneo; por otro, funcionan como jardines verticales que integran la naturaleza en la arquitectura. La orientación norte de los espacios principales, aunque poco convencional, encuentra su justificación en la particular calidad de la luz natural reflejada en la zona portuaria de Beirut.

El programa se desarrolla aprovechando la topografía del terreno, que permite múltiples accesos a diferentes niveles. Los espacios se organizan de manera fluida: el semisótano alberga el vestíbulo principal, mientras que los niveles superiores combinan usos culturales como el Mina Image Centre, una plataforma cultural dedicada a la fotografía y el debate sobre Oriente Medio. Los nueve pisos superiores contienen apartamentos de diferentes configuraciones, cada uno único en su diseño y su relación con el exterior.

La complejidad técnica de la obra alcanza su máxima expresión en la construcción del área subterránea, donde seis niveles bajo el nivel freático requirieron un sofisticado sistema de pilotes y pozos de drenaje. La resistencia estructural del edificio, fue puesta a prueba durante la trágica explosión del puerto de Beirut en 2020, evidenciando la eficacia de las decisiones técnicas adoptadas. La combinación de masa estructural, piel de hormigón y tierra, y el diseño calibrado de las aberturas funcionó como un sistema de protección integral.

El edificio es un ejemplo de la metodología de diseño de Ghotmeh, arqueología del futuro. En palabras de la arquitecta durante una entrevista para la revista Domus: “Para mí, la arquitectura es una excavación en el pasado proyectada hacia el futuro. La arqueología del futuro es la búsqueda de una arquitectura que esté profundamente anclada en su suelo, en profundo diálogo con la naturaleza. Es una arquitectura humana extraída del pasado, de formas ancestrales que solicitan recuerdos pero que proyectan estos recuerdos hacia el futuro. De esta manera, la arquitectura se convierte en un descubrimiento; se revela en lugar de imponerse a su contexto. El resultado de este proceso es una novedad, una forma futura original que emerge con una sensación de déjà-là.

Stone Garden representa así una nueva forma de entender la arquitectura contemporánea en contextos complejos. La obra demuestra cómo la innovación técnica puede dialogar con la sensibilidad contextual y la artesanía local, generando una arquitectura que responde tanto a las necesidades funcionales como a la memoria colectiva del lugar. En un momento donde la arquitectura a menudo oscila entre el protagonismo excesivo y la banalidad, Stone Garden encuentra un equilibrio singular, ofreciendo una respuesta arquitectónica que honra el pasado mientras mira hacia el futuro.