En momentos en que la industria pasa por un escenario complicado, la mejora en productividad se vuelve un objetivo necesario. El proceso de acreditación en obras es una de las etapas donde se pueden buscar alternativas para apuntar en esa dirección.
Para acreditarse, las empresas colaboradoras deben cumplir con varios requisitos y presentar un sin número de documentos (que muchas veces varían dependiendo de la minera), entre los que se incluyen: certificados de cursos de inducción, exámenes médicos, certificación de competencias y maquinaria, entre otros.
Requisitos estandarizados es una de las alternativas que se ha trabajado en el sector. En 2015, por ejemplo, Sernageomin emitió un decreto que establece la homologación de contenidos para los cursos básicos de inducción entre todas las empresas mineras.

El sector minero enfrenta un complejo escenario. El contexto económico relacionado, particularmente, con la disminución del precio del cobre, más otros factores que tienen que ver los aspectos ambientales, geográficos y/o comunitarios, han decantado en la detención o postergación de algunos proyectos, así como en el cuestionamiento de la productividad.  Y es que esta última resulta fundamental para poder sobrellevar este “momento” que vive la industria, por lo que estrategias que ayuden a mejorarla, se perciben necesarias.

Una de las observaciones presentadas durante el Tercer Seminario de Productividad en la Construcción de Grandes Proyectos Mineros, organizado por la Corporación de Desarrollo Tecnológico, CDT, en septiembre de 2015, advertía una baja productividad en la construcción de proyectos. De acuerdo a un estudio basado en mediciones y análisis de actividad en terreno en proyectos de construcción que realizó la CDT, se concluyó que – en promedio- solo el 49% del tiempo medido correspondía a tiempo efectivo de trabajo. Esto quiere decir que la construcción minera presentaría una pérdida de productividad inicial de la mitad de su máximo potencial. En función de estos resultados, en ese mismo evento, fue que se presentó el texto “Buenas Prácticas en la Construcción Minera”, fruto de la Mesa de Productividad desarrollada entre el Consejo Minero y la Cámara Chilena de la Construcción.

El documento, corresponde a un estudio de seis proyectos de construcción en minería, en los que se detectaron buenas prácticas generales (BPG), relacionadas al uso y aprovechamiento de la jornada a partir de decisiones estratégicas, las que -a su vez- pueden tener relación con el proyecto, referirse a la jornada laboral o al desempeño de los trabajadores. Si bien se hablaba de 12 BPG, en esta oportunidad nos centraremos en la primera de ellas referida a la acreditación en obra. Y es que la disminución en los tiempos de esta es un aspecto que influye al inicio de los proyectos y que se relaciona con los tiempos de acreditación necesarios tanto para personas como para maquinaria.

Solo como una forma de ejemplificar, si 1.000 trabajadores (cantidad habitual para una obra mediana en este rubro) demoraran siete días (un plazo muy conservador) en el proceso de acreditación, se totalizarían 56.000 horas hombre (HH) que no suman ningún valor, pero que deben cancelarse porque para iniciar el proceso de acreditación cada empleado debe tener contrato vigente.

Lo anterior es un ejemplo, pues según el estudio, basado en los seis casos analizados, el tiempo de habilitación podría llegar hasta 35 días. Cabe destacar que el tiempo de acreditación indicado en la investigación considera un escenario estándar y no condiciones de inicio de proyecto, donde los resultados suelen ser más desfavorables.

En esta línea, según señala el informe de buenas prácticas y de acuerdo a las empresas contratistas, uno de los ámbitos reportados como de mayor pérdida en este ítem de acreditación, correspondería a la organización y gestión previa (espera, costos de viaje y estadía) y a la realización de los cursos de inducción o capacitación de las compañías mineras, que generalmente son dictados por organismos certificadores externos.

Proceso de documentación

Realizar la etapa de acreditación tiene por objetivo poder establecer los requisitos y la documentación con la que deben cumplir tanto personas como vehículos de las empresas colaboradoras que estén prestando servicios en determinada obra minera, de manera tal que puedan obtener pases de trabajo permanentes. De esta forma, la minera busca otorgar, informar y difundir medidas de seguridad y prevención de riesgos obligatorias para el personal que desarrollará labores productivas en sus instalaciones, estableciendo  medidas de control y trazabilidad respecto de los trabajadores que los contratistas dispongan y asignen a un contrato comercial que permita la administración adecuada de la responsabilidad subsidiaria (en el plano laboral) que otorga la ley respecto de estos trabajadores.

Habitualmente la obtención de pases se presenta en forma de procesos secuenciales, pero distintos entre sí, que consisten en los pases como tal, las certificaciones y un proceso de habilitación. El primero de ellos consiste en presentar ante el cliente (o a quien este entregue esta funcionalidad) una serie de documentos tales como los contratos de trabajo, exámenes médicos y certificados de antecedentes personales, entre otros, para ser revisados y validados. Tras esto se obtiene el pase que se materializa en la entrega física de una tarjeta que permite el acceso a las instalaciones mineras.

El pase es, habitualmente, una tarjeta plástica (tipo tarjeta de crédito) que registra la foto digitalizada del trabajador, su nombre, especialidad, empresa contratista a la cual pertenece y los lugares e instalaciones que tiene permitido acceder, además de otorgarles la posibilidad de hacer uso del campamento y casino que la minera disponga para ellos. También se ha habilitado la posibilidad de utilizar esta tarjeta en servicios de transporte que la minera dispone hacia los centros urbanos cercanos sin costo para el trabajador ni para el contratista (ejemplos: Codelco -buses LINK de División Teniente a Rancagua; Lumina – buses CVU de Caserones a Copiapó).

Un segundo proceso es el de certificación que, como su nombre lo señala, consiste en certificar competencias de los trabajadores especializados, como por ejemplo: operadores, choferes, soldadores, eléctricos y otras que el cliente considere necesarias de certificar. “Esta gestión se realiza habitualmente con empresas externas debidamente acreditadas y reconocidas por el cliente”, explica Francisco Martínez, gerente de Administración de constructora Excon.

El tercer proceso es el de habilitación, donde la empresa minera entrega el permiso al trabajador para ejercer labores y actividades productivas. Esta etapa es la que presenta mayores diferencias entre una empresa y otra e incluso, en ocasiones, entre divisiones de una misma minera.

Tipos de documentos

De acuerdo a las fuentes consultadas, la documentación no varía de manera importante entre las distintas mineras en los primeros procesos. Es así como en la etapa de pases, por ejemplo, habitualmente se piden los contratos de trabajo, cédulas de identidad, exámenes pre-ocupacionales (u ocupacionales) y médicos, emitidos por organismos administradores de la Ley N°16.744 y otros exámenes tales como el de altura física, geográfica y exámenes médicos especializados. También se solicitan certificados de antecedentes para fines especiales, (emitidos por el Registro Civil) y los comprobantes de entrega de Reglamento interno y de DAS (u ODI) del contratista.

Para la certificación habitualmente se solicita que el trabajador realice pruebas de campo que le permitan al organismo certificador acreditar que tiene las competencias requeridas para la especialidad y categoría que el contrato de trabajo indica y que es requerida por el cliente. “Las diferencias que se originan en esta etapa del proceso son las validaciones de las empresas certificadoras y el alcance del certificado, pues en algunas mineras se exige un nivel de detalle significativamente distinto que en otras para competencias similares”, explica Martínez, comentando a modo de ejemplo que en algunas mineras basta con la certificación de la competencia, mientras que en otras, además, se debe detallar el modelo, marca y características de la maquinaria utilizada en la obtención de la certificación.

La mayor cantidad de diferencias en cuanto a la documentación se produce en la habilitación, donde las posibilidades son variadas y entre los cursos más requeridos están los de seguridad  (tipo Basedet, Baprever, Hombre Nuevo, Cero Daños) de dos o más días de duración y aquellos específicos para un Área de Trabajo, así como también cursos de bloqueo de equipos eléctricos, primeros auxilios, manejo de extintores, manejo defensivo, manejo en alta montaña, etcétera.

“La solicitud de la realización de los diversos cursos implica destinar tiempo extra para aquello, no solo por parte de una persona, sino que de un equipo completo, por lo que ya no es solo tener que acreditarse, sino que también pasar por varios procedimientos anexos para conseguir esos documentos. Asimismo, hay que asistir a charlas de seguridad específicas de cada una de las mineras y/o proyectos; todo esto antes de siquiera poner un pie en faena”, cuenta Carolina Tapia, subgerenta del área de Gestión de Proyectos de la Corporación de Desarrollo Tecnológico, CDT; área que ha prestado servicios de mejora en productividad y procesos en diversas minas como por ejemplo Los Bronces (Anglo American), La Escondida (minera Escondida), Radomiro Tomic (Codelco), entre otras.

Tapia agrega que en muchos casos estas charlas pueden tener una duración de incluso dos días y solo se realizan en el lugar de la obra, lo que implica coordinación de viajes y estadías y, sobre todo, tiempo para planificar.

En cuanto a la acreditación de equipos y maquinarias, estos son sometidos a una revisión mecánica que demuestre su estado de funcionamiento y la existencia de todos los accesorios de seguridad exigidos en las Bases Generales, así como también el cumplimiento del año de fabricación requerido. Desde el área Maquinarias de constructora Conpax comentan que se revisa un límite de antigüedad, con el fin de evitar desperfectos relacionados con el desgaste natural de los mismos, que puedan provocar accidentes con consecuencias en las personas e instalaciones. Lo anterior debe ser respaldado con la documentación que lo demuestre (revisión técnica, revisión de gases, seguros, etcétera).

Tiempos y dificultades

Hemos visto que el proceso de acreditación en obra puede contar con diversas solicitudes de documentos que conllevan tiempo para completarlo de forma correcta, lo que implica que ante algún error esta variable puede extenderse aún más. Martínez señala que las dificultades que pueden presentarse durante la acreditación se manifiestan en dos niveles: interno y externo. “En el primer nivel nos encontramos con la falta de formalidad en la entrega de la documentación por parte de los trabajadores, donde la dificultad radica básicamente en mantener al día su documentación, como por ejemplo, carnet de identidad, certificado de antecedentes, licencias de conducir municipales y otros documentos de emisión y gestión individual”, explica.

Las empresas contratistas, por su parte, también se enfrentan a dificultades de gestión interna, para llevar a cabo los procesos de recolección, coordinación y presentación a las unidades acreditadoras de la minera.

En los aspectos externos, en tanto, Martínez comenta que hay procedimientos escritos que no indican el alcance y detalle de los procesos, pues es común encontrar procedimientos desactualizados y con omisiones importantes a los procesos reales que deben llevarse a cabo para la acreditación de personal y equipos. “En cada minera nos encontramos con sistemas, procesos y requisitos distintos para acreditar personal y equipos, lo cual genera un importante desgaste de recursos y esfuerzos por parte de las empresas contratistas, lo cual llama la atención, pues estamos ciertos que las mineras establecen estos procesos compartiendo objetivos en cuanto a reducir riesgos de seguridad y laborales en sus instalaciones; sin embargo, no han generado un procedimiento compartido o consensuado que pudiera reducir en forma considerable el plazo de procesos de acreditación que impactan no solo a las empresas contratistas sino a las propias mineras en comenzar las labores productivas”, señala el ingeniero.

Los procesos de acreditación no son iguales en requerimientos, por ello los plazos involucrados pueden variar entre las distintas mineras, en rangos que van desde una a cuatro semanas, hasta incluso un par de meses en casos más complejos. “Lo que toma más tiempo es tener claridad de cuáles son exactamente todos los documentos y de cómo realizar el procedimiento, pues una cosa es tener la documentación y otra es saber a quién se presentan o qué va a suceder tras esto”, cuenta Tapia, agregando que ante cualquier error por parte de la empresa colaboradora, los procedimientos de acreditación son poco flexibles para permitir correcciones, lo que conlleva prácticamente a la repetición de procedimientos.

Buenas Prácticas Minería

Recomendaciones

Como se ha mencionado con anterioridad, existe un espacio para mejorar los procesos que se llevan a cabo durante la acreditación. Una visión es poder planificar (qué y cómo hacer), verificar (qué ocurrió de acuerdo a lo planificado) y actuar, tomando en cuenta qué se puede corregir para la próxima vez. “Si bien se ha logrado que tanto las empresas contratistas como también la mineras hayan mejorado sus procesos de acreditación, lo que aún queda pendiente es intervenir aquellas actividades de sus procesos donde se interactúa, por parte de ambos, pues suponen necesariamente un trabajo en conjunto y colaborativo el cual aún no se origina”, señala Martínez, agregando que las ventajas que un proceso eficaz de acreditación le ocasionaría a los proyectos están directamente relacionadas con los tiempos que supone este proceso y la posibilidad real de orientar la medición al inicio en indicadores de seguridad, competencias y producción que permitan a su vez concentrar esfuerzos y recursos de manera eficiente.

Si bien se ha avanzado y mejorado en el proceso de pases, las fuentes consultadas señalan que aún existe un importante espacio para mejorar en la certificación y habilitación. “Sería de gran ayuda que las empresas certificadoras de competencias se acreditaran, entre y para todas las mineras y que de igual forma se determinaran las competencias que debieran ser obligatoriamente acreditadas y con ello el alcance de los certificados y el plazo de vigencia”, explica Martínez.

Por su parte, las mejoras que se han implementado en el proceso de acreditación obedecen básicamente a otorgar metodología y sistematización a las actividades y con ello obtener trazabilidad y optimizar los tiempos involucrados. Es así como las empresas contratistas han entendido que es un proceso estratégico para el éxito del proyecto y ha involucrado las unidades centrales de apoyo de sus respetivas empresas, generando con ello procesos controlados con plazos definidos y liderados y supervisados centralizadamente. “Es fundamental la programación de las tareas a realizar en los proyectos, ya que permitiría reclutar al personal en forma más ordenada y oportuna, y además, creo que es importante, que las mutualidades y las empresas mineras, se retroalimenten de información, para que se disponga de horas, donde más se requieren, reforzando incluso, cuando se está dando una situación de alta contratación”, señala Sergio Sanhueza, jefe del departamento de Personal de constructora Conpax, agregando que desde sus experiencias, la colaboración de los trabajadores en general es bastante buena en términos de proporcionar la documentación que se les exige, pero que a veces el problema está en la disponibilidad de horas para exámenes y charlas internas.

A su vez, las mineras han externalizado estos procesos en empresas especializadas y/o han incorporado sistemas que permiten a los contratistas ser usuarios y gestionadores de sus acreditaciones. A modo de ejemplo, desde Codelco cuentan que anteriormente el proceso implicaba la entrega de una carpeta con 13 documentos obligatorios para acreditar trabajadores en proyectos, pero en la búsqueda por mejorar la productividad se rebajaron a 4 documentos críticos: contrato de trabajo o anexo de contrato que dé cuenta de la asignación al proyecto respectivo, examen preocupacional, fotografía digital tamaño carnet y formulario de Declaración de Beneficiarios (Seguro Codelco VP). Estos resguardan a la corporación respecto de la ley de subcontratación, definiendo el tiempo específico por el cual el trabajador presta efectivamente el servicio. “En líneas generales la acreditación es una acción trazable y aplicable en todos los proyectos VP destinada a recibir, verificar y autorizar la documentación laboral que la empresa contratista presenta en el proyecto para obtener la credencial de ingreso del trabajador a faena. Este proceso se ejecuta por medio de una plataforma tecnológica, a la cual se accede con usuario y contraseña previamente autorizado por el administrador del contrato de la empresa contratista”, explica Jorge Palominos director de Relaciones Laborales y Logística, quien agrega que con esto se busca el ingreso expedito de los trabajadores a los proyectos en un plazo que no puede superar las 24 horas desde que se efectúa la solicitud.

Si bien, de acuerdo a Palominos, el sistema es amigable y tiene una estructura lógica, no ha estado exento de inconvenientes, principalmente por el cambio “cultural” que significa pasar de un sistema de papel a uno tecnológico. “Hemos reforzado este proceso, adoptando una serie de medidas que permiten un acceso más rápido y expedito, incorporando un manual en línea que describe paso a paso las acciones que deberán adoptar las personas que intervienen en este sistema”, explica el director.

Avanzando en mejoras

El mayor grado de diversidad entre mineras se advierte en las certificaciones, que puede llegar a ocupar gran parte del plazo de acreditación, debido a la importante cantidad de cursos, contenidos, materias y empresas que los imparten (algunos incluso son dados por las mismas mineras con personal propio). Además, muchas veces los cursos no presentan fechas de vigencia, quedando los trabajadores sometidos a criterio de los acreditadores respecto a si deben hacer nuevamente o no uno o más cursos ya realizados (situación que se da al haber cambios de nombre entre cursos u otros motivos).

Como una manera de dar respuesta a esta situación es que en marzo de 2015 el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), emite el Decreto N°99, que es un Reglamento para la homologación de cursos de inducción básica de capacitación en seguridad y salud ocupacional para trabajadores de faenas mineras. Su ámbito de aplicación, serán todas las faenas mineras que cuenten con 25 o más trabajadores, incluyendo contratistas y subcontratistas y que decidan acogerse al Reglamento, debiendo para estos efectos, solicitar por escrito al Servicio su inclusión en el Listado de Empresas Mineras

En el Decreto, se establece que la duración mínima de los cursos sea de 16 horas con una vigencia por cuatro años. Para los contenidos, se estableció la constitución de una comisión asesora encargada de definirlos, la que terminó su trabajo a fines de diciembre del año pasado, presentando y entregando formalmente la propuesta al Sernageomin, para su revisión y de esta forma continuar con su proceso de avance.

De esta forma, el sector está buscando maneras de mejorar la productividad de sus procesos, no solo en cuanto a las obras en sí, sino que también en las etapas relacionadas y que, en este caso, al ser una de las primeras en el inicio de los proyectos, repercutirá indefectiblemente en el desarrollo de los mismos a largo plazo. Cumplir con la documentación completa es importante; hacerlo de una forma más simple y eficiente se vuelve fundamental.

Central 2

Estudio de Buenas Prácticas

El estudio de Buenas Prácticas en la Construcción Minera, elaborado por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), el Consejo Minero y la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), es un documento que expone acciones concretas en cuatro áreas: coordinación integrada de proyectos, gestión de actividades previas, planificación operacional y logística, además de un marco normativo y de gestión del recurso humano, identificando buenas prácticas específicas que, en conjunto, buscan aumentar el tiempo efectivo de trabajo, mejorando así la productividad en la industria minera.

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